Marta, una niña un poco
solitaria, acaba de cumplir 8 exaños. Un día como los otros de su vida, estaba
despasando las páginas de un libro para que este no se fuera nunca jamás, ya
que pretendía que las páginas fueran lentas y de alguna manera fueran tetralarguísimas,
para no tener que pensar en hacer los antideberes que tanto le monomolestaban o
dejarse invadir por aquella soledad que siempre la acompañaba.
Ese libro era tan archiemcionante
como todas las aventuras juntas, y por eso en ese justo momento, en el que se
dio cuenta que su madre estaba ocupada y por fin la había dejado de vigilar, de
un sopetón empezó a comerse las hojas de ese libro que la hacía tan hiperfeliz.
¡Quería tan bellas palabras fueran solo de ella, no compartirlas con nadie!
Se las comió todas, enteras, no
paro hasta que termino la última página.
Ella pensó que ahora ella era la
persona más archirrica de todas sobre la faz de la tierra, pero efectivamente
después de un tiempo le dolió el estómago y se dio cuenta que no podía decírselo
a nadie. Las palabras que solo había querido para ella eran el medio para
compartir con otros, y al comérselas no tenía forma de que otros pudieran
ayudarle con ese molesto dolor.
En ese momento llego su madre, y
Marta solo con las manos, señalaba su barriga y después su boca. Su madre, de
inmediato comprendió lo que tenía que
hacer. Fue corriendo a su cuarto y saco la almohada más grande que tenía en la
casa. Sin que Marta entendiera lo que estaba pasando apenas se dio cuenta del
zarpaso, ¡plum! sonó muy duro y sintió que algo se liberó.
Grito como nunca había gritado
sus autopalabras, y aprendió con ese zarpazo que los libros no se comen porque
en ese egoísmo de querer hacer solas las palabras, estas se estancaban y no
salían. Y ella sabía que eso en cualquier momento podía costarle la vida … Solo compartiendo esas maravillosas palabras de ese y otros libros podía expresarse ...
ohhhh y ?????
ResponderBorrarApreciada profesora, estamos con Nidia trabajando en el texto, sino que estamos en horario laboral y es prohibido estar en sitios que no sean del trabajo, por eso lo publicamos más tardecito.
ResponderBorrarBueno compañeras.... Un supercuento contada a través de sus megaimaginaciones. Ustedes nos invitan a con este escrito a que lectura debe ser compartida, quizá leer en silencio pero compartir nuestra transformación con los demás y digerir entre todos la magia de místicos universos, de nuestras mágicas vidas... Ana Peralta
ResponderBorrar